Samsung calcula que en julio venderá 10 millones de unidades del Galaxy S III, pese a ciertos problemas de suministro de componentes. Escueta, en formato tuit, es lo que dice la noticia, pero hay otros elementos de juicio que no caben en 140 caracteres. Por ejemplo, estos: ¿por qué la acción de Samsung ha caído a su nivel de enero?; ¿se esperan cambios de estrategia tras la sustitución de Choi Gee-sung por Kwon Oh-hyun como CEO de Samsung Electronics, estandarte del grupo?; ¿está en marcha, a pesar de las apariencias, un apaño en el litigio que enfrenta a Samsung con Apple?; ¿es tan sólida como parece la adhesión de Samsung a Android? Se necesitan unas cuantas líneas para responder.
Shin Jong-keun [más conocido como JK Shin], presidente de la rama de telecomunicaciones de Samsung, proclamó ayer que dos meses después de su lanzamiento el Galaxy SIII batirá un récord de ventas, “a pesar de la difícil situación económica en Europa y de que la demanda ha excedido el suministro de ciertos componentes”. Confirmó así que espera cerrar el año con un total de 200 millones de unidades, una cantidad inalcanzable para cualquier otro fabricante. Pero el directivo añadió un detalle que los inversores interpretaron al revés de lo que Shin pretendía: el beneficio de la división en el segundo trimestre será mejor que en el primero, pero no tan bueno como estaba previsto. En un solo día, la acción de Samsung cayó un 4,2% y por consiguiente su valor en bolsa retrocedió el equivalente a 6.400 millones de dólares.
No hay motivos visibles para ello; todo parece marchar armoniosamente dentro de la compañía más grande de Corea. Choi Gee-sung ha dejado el puesto de CEO de Samsung Electronics, que ocupaba desde finales de 2009, para pasar a ocuparse de la estrategia corporativa del chaebol (conglomerado típicamente coreano). En teoría, su misión consistirá en completar el período de formación de Lee Jae-yong [más conocido como Jay Lee] que se apresta a ocupar el sillón de su padre septuagenario, Lee Kun-hee, a su vez hijo del fundador. Aunque Jay lleva años con la etiqueta de heredero – y ya tiene 43 – parece que necesita un mentor que lo guíe por los vericuetos de un grupo que abarca 81 compañías muy diversificadas.
Con el nuevo CEO, Kwon Oh-hyun (59) el ´relato` adquiere nuevos matices. Hasta ahora, ha dirigido la división de componentes, y a él se debe que Samsung ocupe la posición dominante en el mercado de memorias, con un 50% del total mundial, o en el de chips lógicos –procesadores CPU o de aplicaciones – que representan el 40% de su negocio de semiconductores. Bajo el mandato de Kwon, ha llegado a ser el principal proveedor de procesadores para el iPhone y el iPad [los A5, cuyo diseño lo hace una filial de Apple, y de su fabricación se ocupa Samsung], y al mismo tiempo su principal adversario con la familia de dispositivos Galaxy.
Esta extraña convivencia no se ha roto, pese al dramatismo del litigio que enfrenta a ambas compañías, que se acusan recíprocamente de infringir sus patentes. Pero tampoco han sabido encontrar una fórmula de arreglo. El juez que lleva el caso principal ordenó que Choi y el CEO de Apple, Tim Cook, se reunieran para conciliar posiciones, pero no hubo nada que hacer. Con o sin fundamento, los analistas especulan que Kwon es menos agresivo que su antecesor y conoce mejor la mentabilidad americana, ya que cursó un doctorado en Stanford. Lo que nadie sabe es si Apple ha cambiado en algo su actitud.
Lo que de verdad puede ser significativo en el ascenso de Kwon es el plan de inversiones para elevar su capacidad de producir componentes. El nuevo CEO mantendrá la presidencia de esa división clave para la capacidad competitiva de Samsung. Hace semanas, anunció que invertirá 2,2 billones de won (1.900 millones de dólares) en la construcción de una nueva planta de fabricación de obleas de 300 mm con densidad de 20 nanometros, de la que saldrán los futuros procesadores para smartphones y tabletas. La demanda de estos chips ha sido calculada por Gartner en unos 59.000 millones de dólares en 2016, partiendo de 23.000 millones este año. Mientras tanto, los procesadores para PC seguirán creciendo pero al ritmo de un solo digito.
Francis Sideco, analista de IHS iSuppli, pronostica que, de mantenerse las tendencias actuales, Samsung llegará a superará a Intel en la producción de semiconductores [28.500 millones de dólares y 48.700 millones, respectivamente] a menos que la segunda consiga recuperar su retraso en los procesadores para móviles. Sideco apunta una condición: Samsung debería ampliar su clientela, actualmente dominada por Apple y su propia demanda. En esta hipótesis, el analista cree que la firma coreana podría aspirar a pillar parte del negocio que genere el nuevo sistema operativo Windows RT, que por ahora parece pensado a la medida de Qualcomm. Y no descarta ser de los primeros en acompañar a ARM en la aventura de una nueva generación de chips para servidores.
Samsung ya es líder en la producción de memorias, pero por un lado construye una nueva factoría en Xi´an [sí, la ciudad de los guerreros de terracota], reconvierte otra en Austin, Texas, para atender las necesidades de Apple. Lo que indicaría que los directivos coreanos no tienen razones para temer una ruptura del extraño equilibrio entre ambas: Samsung es a la vez el mayor rival y el mayor proveedor de Apple.
La consigna que Kwon ha lanzado nada más hacerse cargo de su puesto es la necesidad de mejorar la capacidad de la compañía en software, clave – dijo – “para que nuestra competitividad se apoye en la capacidad de ofrecer nuevas experiencias de usuario y obtener más valor de nuestra cuota de mercado”. Samsung cuenta con su propio sistema operativo, Bada, pero debe su éxito de ventas a Android. Sin embargo, desde que Google compró Motorola Mobility, muchos opinan que Samsung preferiría tener el control sobre su propio software.